Los elementos imprescindibles de una rutina de belleza son el limpiador, la crema hidratante y la protección solar, pero si queremos incluir una dosis de tratamiento, el sérum es el cosmético al que sin duda debemos recurrir. Al fin y al cabo, este tipo de productos son los que incluyen una mayor concentración de activos con los que hacer un ritual mucho más enfocado a nuestras necesidades concretas. No utilizaremos el mismo suero si queremos aportar un extra de hidratación, que si buscamos luminosidad o combatir determinados signos de la edad, y por eso hay una oferta tan amplia tanto con los ingredientes más conocidos -como el ácido hialurónico o el retinol- hasta algunos que se van abriendo un hueco -como los factores de crecimiento o la niacinamida-.
No hay que ser una experta en belleza para conocer el término sérum, pero sí que puede ser complicado decantarse por un producto u otro si carecemos de los conocimientos necesarios para tomar una decisión en base a lo que nuestra piel nos pide en cada etapa de nuestra vida. Del mismo modo, para muchas personas todavía pueden quedar dudas aún más básicas, desde a qué edad debemos empezar a incorporar este cosmético a nuestra rutina, hasta en qué paso usarlo, cómo aplicarlo o, incluso, en qué se diferencia de una crema con tratamiento. A todo esto nos responde la farmacéutica, experta en dermocosmética y codirectora de The Secret Lab, Elena Ramos.
¿Qué es un sérum?
O en otras palabras, ¿en qué se diferencia de una crema con tratamiento? Si bien puede ser confuso encontrarnos un sérum con, por ejemplo, vitamina C, y una crema hidratante con este mismo activo, no son realmente lo mismo (ni su uso es excluyente). Tal como explica Elena Ramos, “la sinergia perfecta para lograr una piel sana y bonita se encuentra en el uso de sérum y crema de forma constante y complementaria. Cada uno cumple su función y tiene unas características propias que es importante conocer para utilizar ambos productos de forma adecuada”. Respondiendo a la pregunta inicial, qué es un sérum, la experta en dermocosmética indica que su principal característica es que “el tamaño de la partícula en el sérum es más pequeño, lo que hace que presente una mayor concentración de bioelementos y principios activos, que penetran en capas más profundas de la piel (pudiendo llegar incluso a la dermis). Por el contrario, las cremas se quedan en la superficie (epidermis), son emulsiones más concentradas, que necesitan un mayor tiempo para su absorción debido a que tienen una función principalmente hidratante y presentan una mayor concentración de componentes grasos y menos acuosos”.
Esta diferencia la podemos ver de forma clara en la textura de estos dos productos, pues normalmente la crema suele ser más densa que el sérum, pues este último “suele caracterizarse por ser bastante fluido y ligero”, confirma. Y precisamente por su capacidad para penetrar a niveles más profundos de la piel, la especialista recalca que después de su uso siempre es importante rematar la rutina con otro producto como la crema, “porque de lo contrario, la epidermis quedaría desprotegida”. Además, señala que es precisamente por esto por lo que los sérum nunca incluyen en su fórmula protección solar, pues siempre llevan un paso posterior. Otra diferencia que apunta es que éstos “suelen ser más caros que las cremas, por la potencia de su formulación y la efectividad que garantizan, pero compensan, ya que se necesita aplicar muy poco producto”.
Entonces, ¿necesitas una crema con tratamiento si usas sérum? Como hemos dicho, no son excluyentes, pero tampoco es imprescindible, si bien usar dos productos con el mismo activo potenciará sus efectos. “Por ejemplo, en un sérum que contiene ácido hialurónico, este principio activo irá formulado en un tamaño de partícula más pequeño que en una crema de ácido hialurónico. Es por este motivo que los sérums se aplican siempre en cantidades pequeñas (normalmente con gotero) y su absorción y efectividad es inmediata. Cuando buscamos un efecto concreto en la piel, normalmente recurriremos a un sérum: si necesitamos nutrirla, buscaremos uno con péptidos, ácido hialurónico, karité; si necesitamos luminosidad, uno con vitamina C, etc. Es decir, el sérum presentará una formulación con los principios activos que necesitemos y, además, ayudará a potenciar los efectos de la crema que apliquemos a continuación, cuya principal función debe ser la de hidratar y proteger la epidermis de los factores externos”, aclara la experta.
¿En qué paso de la rutina se utiliza el sérum (y cómo)?
Tal como ya hemos apuntado, el sérum suele ser el paso anterior a la crema hidratante, a no ser que un cosmético concreto indique lo contrario en sus instrucciones por motivos específicos de su formulación. Por lo tanto, el orden de productos sería: limpieza, tónico, sérum, crema hidratante y protector solar (este último solo si es de día, claro), aunque a este ritual se le pueden añadir más o menos pasos, como un contorno de ojos, una bruma, etc.